domingo, 31 de octubre de 2010

El Tenorio Mendocino, 2010

Don Juan desafió al tiempo y la tecnología para cumplir un año más

Después de la suspensión, por culpa de la lluvia, de la primera de las dos representaciones las Gentes de Guadalajara salieron a la calle dispuestas a recrear la historia de Don Juan Tenorio, a pesar de que antes tuvieron que solventar algunos problemas técnicos y una lluvia intermitente que les acompañaría durante toda la obra. Don Juan por fin pudo regresar a los escenarios mendocinos a los que permanece tan íntimamente ligado, al menos en Guadalajara. La suspensión del sábado no fue la primera y, probablemente, no será la última a la que obligue la lluvia, pero la cita puede decir con orgullo que, durante sus veinte ediciones, los amores, duelos, las apuestas, deslealtades y redenciones de don Juan no han faltado nunca a la cita. Además del veinte aniversario, la representación también contaba con unos cuantos elementos que la hacían aún más especial. Por primer vez, el Tenorio Mendocino goza de la calificación de Fiesta de Interés Turístico Provincial. Además, un viejo conocido de las Gentes de Guadalajara que cada año organizan este evento, Javier Mejía, volvía a colocarse bajo los focos para encarnar el papel que ya desempeñara en dos ocasiones, el de don Juan. Temer a la lluvia es una tradición más del Tenorio Mendocino. Las andanzas de Don Juan, sin charcos a su alrededor, parecen menos andanzas. Quizás por eso, y por que la costumbre ayuda a quitarle dramatismo a todo, decidieron las Gentes de Guadalajara suspender la representación del sábado, además de los peligros que podían correr los actores con los equipos de luz y sonido. Una medida razonable, más todavía si se tiene en cuenta que todavía quedaba un día para hacerla: ayer. Pero, una vez más, las cosas no fueron fáciles. Justo con cuando el reloj daba las 21.30 horas comenzó a chispear y el pánico volvió a cundir, pero ya todo estaba en marcha o casi porque Don Juan tardó 25 minutos más de la cuenta en salir a escena. Primero fueron los focos, que se apagaron sin permiso en esa noche de ánimas y, luego, el sonido, los micrófonos inalámbricos no funcionaban. Pero como siempre, una nueva edición del Tenoncio Mendocino comenzó su deambular por las calles y monumentos de la capital desde una abarrotada Plaza de Santa María. Allí, desafiando a todos los contratiempos climatológicos, artísticos y técnicos se desarrolló la popular escena de la taberna, protagonizada por el insigne Don Juan Tenorio y Don Luis Mejía. Si Mejía encarnaba al primer don Juan, otro conocido, José Luis Matienzo, fue el encargado de representar al segundo. La primera doña Inés fue para Julia Piera y la segunda para Mayra Yagüe. Todos ellos encabezaron un reparto que contaba con más de 25 actores y la colaboración del Orfeón Novi Cantores, además de otras decenas de personas, en “esta locura”, como le definía Josefina Martínez, vicepresidenta de la Asociación y eterna Brigida. Que la ilusión y la fuerza les acompañe otros veinte años más.

http://www.nuevaalcarria.com/jsociedad/general/112041-don-juan-desafio-al-tiempo-y-la-tecnologia-para-cumplir-un-ano-mas-





El Tenorio Mendocino pudo completar sus andanzas la noche del domingo

La representación del rito y mito de Don Juan se pudo llevar a cabo el domingo por la noche en todas sus escenas, y en los distintos escenarios previstos. La lluvia respeto la segunda de las representaciones previstas, después de que no se realizara la de la noche del sábado, debido a la lluvia. Sin embargo, la noche de ánimas, la más propia de esta celebración, las nubes no descargaron durante las cuatro horas aproximadas que dura el acto.

El tiempo desapacible durante la tarde sí mantuvo la incertidumbre sobre la celebración hasta poco tiempo antes de su comienzo. De hecho, la suave lluvia que caía a la hora prevista para el inicio, devino en algunos problemas técnicos de sonido. Finalmente, la representación comenzó a las diez de la noche, con media hora de retraso sobre el horario anunciado, en la plaza de la concatedral.

La posada del Laurel se encontraba abarrotada de público, probablemente por ser la única representación que se celebraría este año, el de su vigésimo aniversario. Cientos de personas acompañaron cada una de las escenas, presentando algunos de loS escenarios finales, como la iglesia de los Remedios o el exterior convento de la Piedad, un lleno absoluto.

Con motivo del vigésimo aniversario de esta celebración, algunos de los monumentos permanecieron abiertos para la visita de los interesados, aunque no se abrieron las puertas del salón chino del palacio de la Cotilla ni tampoco el claustro y la iglesia del palacio de Antonio de Mendoza, reservado para los actores y la organización.


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